Hay momentos en la vida en los que te das cuenta de lo esencial y decisivo que es tener historia, no solo porque te otorga un pasado sino que el paso del tiempo, precisamente por lo que se ha sido, vivido y realizado hace que otros tengan una mirada valorativa sobre tu propia realidad. Algo así, creo, nos está ocurriendo a las hermanas Franciscanas Misioneras de María en Burgos. Pues en lo que llevamos de siglo XXI es el tercer reconocimiento que la ciudad, en sus diferentes manifestaciones, otorga no solo a los miembros de esta institución sino a la obra que acompañan y conducen en el Colegio Nuestra Señora de Lourdes, conocido cariñosamente por los burgaleses como el Zapatito.
En el año 2006 fue el Ayuntamiento de Burgos el que quiso condecorar a la institución con la Medalla de Oro de la ciudad. Ese mismo año, el barrio de San Cosme y San Damián otorgó a las hermanas y a la obra del Colegio el reconocimiento de Chamarilero de Honor. Los que tienen perspectiva histórica y conocen bien esta ciudad dicen que la presencia de las hermanas en esta zona de la urbe fue decisiva para la socialización de sus vecinos.
Hace unos días, en el marco de las fiestas del barrio de San Julián, el Consejo de Barrio tuvo a bien otorgar el Cestillo de Oro 2022 al Colegio Nuestra Señora de Lourdes, reconocimiento que este barrio hizo nacer en el año 2015 para destacar la labor social de personas, entidades, asociaciones y empresas de Burgos y provincia.
Hemos recibido cada uno de estos reconocimientos entre la sorpresa y la alegría. Mirando atrás y haciendo memoria de nombres, personas, hermanas, colaboradores que lograron generar un impacto que ha dejado huella en la ciudad. Nosotros nos sentimos herederos, receptores de una historia, de una misión que nos sitúa en el presente y nos empuja a mirar al futuro. Porque aunque la historia tiene siempre un pasado, en nuestro caso podríamos decir que sumamente exitoso, no se detiene y te obliga a estar siempre en camino.
Desde esta clave afrontamos el futuro, sabiendo que la realidad se construye caminando, encontrándonos, dialogando y tomando las mejores decisiones posibles para seguir construyendo algo valioso, que tenga sentido y que pueda dar respuesta a las necesidades de nuestras queridas familias y alumnos.
Nosotras, hermanas; nosotros, seglares, en camino unos con otros vivimos buscando, compartiendo y descubriendo oportunidades y posibilidades de ofrecer Vida en medio de aquellos a quienes servimos y quienes dan sentido a nuestra tarea y misión educativa y evangelizadora.