Recuerdo mis años en el colegio como los de un niño plenamente feliz. El ambiente siempre era muy familiar, cercano, tolerante y libre. Ante todo, estudiar durante diez años en Nuestra Señora de Lourdes me regaló a muchos de mis primeros amigos y me ayudó a formarme en los valores esenciales y a crecer como persona, a ser cada día mejor. Allí también estudié bastante y adquirí una buena formación para mi futuro. Así mismo aprendí a apreciar la práctica del deporte, algo que sigo ejercitando a día de hoy. Gracias infinitas, por tanto.

Desde los 3 a los 16 años estuve escolarizada en el centro.
Gracias a la cercanía del equipo directivo y docente guardo un gran recuerdo de esos años, además de haber contribuido a mi desarrollo personal y académico.
Etapa inolvidable, ¡Qué grandes aprendizajes!

Soy madre de dos niñas que cursan en la actualidad en el colegio. Considero que es un colegio rico en valores, respeto y compromiso. El ver que mis hijas van contentas y tienen una evolución positiva académica y personal  hace que me sienta tranquila. Es un colegio muy familiar destacando que las profesoras de Infantil son brillantes ya que para mí eso es necesario y valorado por ser la etapa de arranque para un niño/a.

Lo que más atesoro de mi paso por el Zapatito son las relaciones humanas que forjamos. Compañeros que se convirtieron en amigos, maestras que fueron segundas madres y padres, y una sensación que aún perdura de pertenencia a la Comunidad del Zapatito.
En definitiva, para mí el Zapatito no fue solo un centro educativo, fue el primer centro en el que se empezó a forjar mi personalidad, con una base sólida en el valor de la fe, el amor al prójimo y la importancia de ser una persona integra y compasiva.
Por todo ello, siempre les llevaré en mi corazón con una gratitud y cariño infinitos.

Como antiguo alumno del «ZAPATITO» sólo puedo decir que no es sólo un buen colegio sino lo siguiente.

Mis hijas cursan en él y están encantadas. Además de con el colegio y con los profesores y con su gran calidad educativa, me quedo con la manera de educar en otros valores muy importantes de la vida creando buenas personas.

Lo que más destacaría del colegio, es que se recibe una educación prácticamente personalizada, que refuerza las debilidades y potencia lo mejor de cada alumno. Este seguimiento particular ha sido algo fundamental en mi crecimiento, tanto académico como personal.

Me gustaría marcar también la preparación académica que he obtenido en este colegio. Puedo asegurar que la base que llevábamos al terminar la ESO en general fue muy buena. Terminé la etapa de bachillerato con una calificación media de diez y Matrícula de Honor, al igual que otros dos compañeros de mi clase del Zapatito.

El colegio para mí ha sido un lugar cercano donde he pasado momentos muy felices con un clima muy cercano en el que los profesores nos trataban con mucha familiaridad y te hacían sentir importante. Recuerdo con mucho cariño  los momentos  festivos, musicales con una bonita convivencia.

Mi etapa en el colegio comenzó cuando tenía un añito y medio y acabó cuando tenía 16. Durante ese tiempo mi colegio se convirtió en mi segunda casa donde todos nos sentíamos acogidos y había un hueco para cada uno. Tuve unos profesores excepcionales que me acompañaron siempre en el camino, sin soltarme nunca de la mano, enseñándome y apoyándome siempre.
El colegio me dejó una gran huella en el corazón, fue mi segunda casa y todavía hoy lo sigue siendo. Sé que este lugar siempre tendrá las puertas abiertas y los brazos de cada uno de los profesores siempre estarán abiertos para recibirme con un gran abrazo.

Nuestra Señora de Lourdes evoca en mí la palabra “familia”.
Además de destacar por una atención individualizada, me brindó una educación enfocada en valores.
Gracias al personal docente y a mis compañeros, recuerdos esos años como los más especiales de mi vida.

Cercanía dedicación atención personalizada para que nadie se quedara atrás y mucha paciencia con nosotros. Estos son algunos de los calificativos que quedaron marcados en la memoria de un chico de 14 añitos que despertaba al mundo. Estos, que son valores básicos cuando comienzas a ver q es de verdad la vida, te dan confianza, generan compañerismo y hacen que 35 años después conserve muy buenos amigos y un grato recuerdo de mis profesores. Mil gracias por aquellos maravillosos años.

Soy madre de dos alumnas que estuvieron en el colegio toda la escolaridad hasta finalizar la ESO. Mi valoración del colegio es totalmente favorable y muy satisfactoria. Estoy orgullosa tanto de la labor del profesorado como la buena convivencia que se dio entre padres, alumnos/as y profesores. Hoy en día mis hijas y yo, seguimos muy contentas y llenas de buenos recuerdos y experiencias del colegio.